Concierto de locos
Date: 1932
Medium: Block print
Dimensions (cm.): 14.8 x 14.8
Alternate titles: Dios Padre y los cuatro evangelistas; A cuál más afinado; Sinfonía de locos
Published edition:
Number of individual impressions unknown.
Poster, Radio-concierto por dementes de La Castañeda. Number of impressions unknown.
Reprinted in 1943 in portfolio 25 Prints of Leopoldo Méndez: 100 impressions in numbered portfolios, 50 of them on China paper (described as “special imported chinese stock”), plus 3 impressions in unnumbered portfolios. Each impression signed in graphite, lower right, and annotated 5 to right of signature. Sheet dimensions 24.4 x 19.2 cm.
Contemporary publication: Poster, Radio-concierto por dementes de La Castañeda.
References: Academia de Artes 1866; Exposición de Homenaje 388 (illus.); Méndez INBA 25; included in Prignitz 402-426
Selected additional references (illustrated): Caplow 2017, 90 (poster); Prignitz 1992, 22; Reyes Palma 1994, pl. 36 (poster)
Commentary: Concierto de locos (Concert of Crazies), a pointed commentary on current art and politics, reveals Méndez’s place in the cultural environment of the early 1930s in Mexico. Reminiscent of popular religious prints in Mexico, the work portrays an Old Testament figure of God, surrounded by four “evangelists,” the well-known cultural figures, painters Diego Rivera, Dr. Atl (Gerardo Murillo), David Alfaro Siqueiros, and educator Moisés Sáenz. The unusual depiction of God has elements of mystical Catholicism, as the bearded figure covers one of his eyes with an eye in a triangle, a symbol of the trinity. This is also a Masonic symbol (the Freemasons were very active in Mexican politics from Benito Juárez to Plutarco Elias Calles). In the lower left, Rivera, dressed in a pre-Columbian cape, kneels on the ground playing a teponaztli, an Aztec wooden drum. He has an exaggerated, froglike face and his body is bare under his garment. Dr. Atl, an influential teacher in the early phase of the Mexican Mural Movement, had become a political reactionary by 1932. He stands above Rivera, swinging noisemakers, with his chin in the air. A caricaturized Siqueiros squats at Sáenz’s feet, playing a one-stringed harp in the tradition of his Biblical namesake, King David; the harp is shaped like a sickle, referring to Siqueiros’s Communist affiliations. In the upper-right corner, Moisés Sáenz rings a school bell. As Subsecretary of Public Education, Sáenz played several important roles in education, including heading the government’s Cultural Missions, a project that provided educational training in rural communities in the 1920s and ‘30s.
Each member of the group plays a social role. Rivera represents indigenism (indigenismo) in Mexican art. He often included pre-Columbian history, art and architecture in his paintings, and had also created many idealized depictions of Mexican indigenous life. However, Rivera’s actions were extremely controversial in Mexico. The patrons for his murals at this time included the Mexican government and the Fords and the Rockefellers in the United States, and although still a Marxist, Rivera was now aligned with Leon Trotsky. Siqueiros, an ardent Stalinist, represents a more doctrinaire form of Communism. The Mexican Communist Party (Partido Comunista Mexicano, PCM) had dismissed Rivera in 1929 for his pro-Trotsky stance, and Siqueiros, though also expelled from the Communist Party, in 1930, was still aligned with the Soviet Union and Joseph Stalin. The two artists had begun a series of public disagreements about art and politics that had become increasingly dramatic at this time. By placing Rivera and Siqueiros in the foreground, Méndez emphasized their contradictory relationships to each other and to Mexican art politics. Atl represents nationalism – his noisemakers look like little Mexican flags, and Sáenz stands for the educational bureaucracy. Each of them is isolated in an idiosyncratic discourse of his own, joined in a symmetrical composition that signifies their mutual participation in Mexican cultural affairs.
In Concierto de Locos Méndez presented political activity as performance, and seems to be expressing the opinion that the public discourse of these cultural figures created an absurd cacophony. Although artists and intellectuals in Mexico continued to seek avenues of action that would enable them to be effective agents of social change, as Communists and leftists they were often involved in sectarian disputes. Rivera, for example, continued to be an important cultural figure, but his politics led to his exclusion from groups of activist artists in Mexico. In contrast, Méndez was a member of the PCM throughout the 1930s and was closely associated with Siqueiros until 1940. The image establishes his increasingly central role in the discourses of art and politics in Mexico in the early 1930s, and demonstrates his familiarity with the issues and controversies that concerned Mexican artists at this time.
The print takes the form of a poster that purports to be an announcement of a radio concert, with a text that reads in part, “Radio-Concierto por Dementes de la Castañeda…Por primera vez en el mundo, los enajenandos transmitirán su canto por radio” (“Radio-Concert for the Demented of La Castañeda…For the first time in the world, the idiots will broadcast their song on the radio.”). La Castañeda was a well-known mental hospital, but no such radio concert actually took place. Rather, the print is a joke, and the text a humorous way to impugn the sanity of the four figures in the image. (Deborah Caplow)
Comentario: Concierto de locos, un agudo comentario sobre el arte y la política actuales, revela el lugar de Méndez en el ambiente cultural de principios de los años treinta en México. Con reminiscencias de las estampas religiosas populares en México, la obra retrata una figura de Dios del Antiguo Testamento, rodeado de cuatro “evangelistas”, las conocidas figuras culturales, los pintores Diego Rivera, Dr. Atl (Gerardo Murillo), David Alfaro Siqueiros, y el educador Moisés Sáenz. La inusual representación de Dios tiene elementos del catolicismo místico, ya que la figura barbuda se tapa uno de los ojos con un ojo en triángulo, símbolo de la Trinidad. También es un símbolo masónico (los masones fueron muy activos en la política mexicana desde Benito Juárez hasta Plutarco Elías Calles). En la parte inferior izquierda, Rivera, vestido con una capa precolombina, está arrodillado en el suelo tocando un teponaztli, un tambor azteca de madera. Tiene una cara exagerada, parecida a la de una rana, y su cuerpo está desnudo bajo la vestimenta. El Dr. Atl, maestro influyente en la primera fase del Movimiento Mural Mexicano, se había convertido en un reaccionario político en 1932. Está por encima de Rivera, agitando los ruidos, con la barbilla al viento. Un Siqueiros caricaturizado está en cuclillas a los pies de Sáenz, tocando un arpa de una cuerda en la tradición de su homónimo bíblico, el rey David; el arpa tiene forma de hoz, en referencia a las afiliaciones comunistas de Siqueiros. En la esquina superior derecha, Moisés Sáenz toca la campana de una escuela. Como Subsecretario de Educación Pública, Sáenz desempeñó varias funciones importantes en el ámbito de la educación, incluida la dirección de las Misiones Culturales del gobierno, un proyecto que proporcionaba formación educativa en las comunidades rurales en los años veinte y treinta.
Cada miembro del grupo desempeña un papel social. Rivera representa el indigenismo en el arte mexicano. A menudo incluyó la historia, el arte y la arquitectura precolombinos en sus cuadros, y también creó muchas representaciones idealizadas de la vida indígena mexicana. Sin embargo, las acciones de Rivera fueron muy controvertidas en México. Entre los mecenas de sus murales se encontraban el gobierno mexicano y los Ford y los Rockefeller de Estados Unidos, y aunque Rivera seguía siendo marxista, ahora estaba alineado con León Trotsky. Siqueiros, ardiente estalinista, representa la forma más doctrinaria de comunismo. El Partido Comunista Mexicano (PCM) había expulsado a Rivera en 1929 por su postura pro-Trotsky, y Siqueiros, aunque también había sido expulsado del Partido Comunista, en 1930, seguía alineado con la Unión Soviética y José Stalin. Los dos artistas habían iniciado una serie de desacuerdos públicos sobre el arte y la política que se hicieron cada vez más dramáticos en esta época. Al colocar a Rivera y Siqueiros en primer plano, Méndez enfatizó sus relaciones contradictorias entre sí y con la política artística mexicana. Atl representa el nacionalismo -sus matracas parecen banderitas mexicanas- y Sáenz representa la burocracia educativa. Como Subsecretario de Educación Pública, Sáenz desempeñó varias funciones importantes en el ámbito de la educación, incluida la dirección de las Misiones Culturales del gobierno, un proyecto que proporcionaba formación educativa en las comunidades rurales en los años veinte y treinta. Cada uno de ellos está aislado en un discurso idiosincrático propio, unido en una composición simétrica que significa su participación mutua en los asuntos culturales mexicanos.
En Concierto de locos Méndez presenta la actividad política como performance, y parece expresar la opinión de que el discurso público de estas figuras culturales creaba una cacofonía absurda. Aunque los artistas e intelectuales mexicanos siguieron buscando vías de acción que les permitieran ser agentes eficaces del cambio social, como comunistas e izquierdistas se vieron a menudo envueltos en disputas sectarias. Rivera, por ejemplo, siguió siendo una figura cultural importante, pero su política le llevó a ser excluido de los grupos de artistas activistas de México. Por el contrario, Méndez fue miembro del PCM durante toda la década de 1930 y estuvo estrechamente vinculado a Siqueiros hasta 1940. La imagen establece su papel cada vez más central en los discursos del arte y la política en México a principios de los años treinta, y demuestra su familiaridad con los temas y controversias que preocupaban a los artistas mexicanos de la época.
El grabado adopta la forma de un cartel que pretende ser el anuncio de un concierto radiofónico, con un texto que dice en parte: “Radio-Concierto por Dementes de la Castañeda...Por primera vez en el mundo, los enajenandos transmitirán su canto por radio”. La Castañeda era un hospital psiquiátrico muy conocido, pero en realidad no hubo tal concierto radiofónico. El grabado es más bien una broma, y el texto una forma humorística de impugnar la cordura de las cuatro figuras de la imagen. (Deborah Caplow)
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